jueves, 26 de agosto de 2010




Sin importar que una mujer que ronda los sesenta años ( y tiene toda mi aprobación) crea necesario cambiar un punto o una mayúscula, lo nuestro es perfecto.
Porque a fin de cuentas es eso, unir lo que esté a tu alcance y encontrar la manera de que algo tan simple pase a decir un millón de verdades. Y ese millón de verdades te hace querer por un segundo, cambiar el mundo, y sentir durante ese segundo que tenes la fuerza para hacerlo. Y uno solo no puede, es imposible. Por eso somos cuatro,y no cambiamos el mundo, cambiamos nuestro mundo.
Pasado pisado, diente por diente.
Porque si dejamos que el pasado corra, si olvidamos los oscuros vínculos de otro tiempo, si soñamos más, si descubrimos el mundo, si salchichas alemanas, si tenemos la paciencia de celes cortando mil letras, vamos a encontrar por fin la luz verde, y por fin, euge.
Otra sutil oración para no perder la fé.
Gracias a vos.

Gelatina y compañía.

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