lunes, 24 de enero de 2011

Smiling teardrops.
Cerré la puerta del baño y me miré en el espejo. Que estúpida soy.
Otra vez, ganas de vomitar. Sí, definitivamente las personas son tóxicas, te generan malestar, son como las malas comidas. Ahí estaba yo, Oona Collingwood, la chica que nunca se dejaba persuadir, otra vez; reclinada vomitando. Frágil, fácil de derrumbar en un soplido. Por suerte aún no llegaban las lágrimas.
 
El destino, definitivamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario